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EL CAFÉ EN EL NUEVO MUNDO

El primer viaje del café a América se lo debemos al oficial de la marina francesa, Gabriel Mathieu de Clieu, que durante uno de sus permisos en París, logró hacerse con plantas de café que llevó en su viaje de vuelta.

Esta primera travesía con el café sucedió en el año 1720, pero las plantas que llevaba perecieron. Ya en el segundo viaje se aseguró de guardar bien la planta en un tarro de cristal para resguardarla de la sal marina y conservarla a una temperatura cálida.

Durante el viaje, el barco sufrió todo tipo de inconvenientes: tempestades, ataques piratas… incluso en una ocasión el barco se quedó inmóvil al amainar el viento y De Clieu se vio obligado a compartir su ración de agua con la planta ante la escasez que había en el barco.

Cuando el barco finalmente llegó a Martinica, el oficial francés plantó el cafeto entre espinos y lo mantuvo bajo la vigilancia constante de esclavos. El cafeto fue creciendo y reproduciéndose, y por fin en 1726 se consiguió recolectar la primera cosecha.

De Clieu falleció en París en 1724 por lo que no pudo ver con sus propios ojos el fruto de su sacrificio por el café. En 1918 se levantó un monumento en su honor en el Jardín Botánico Fort de France de Martinica.

Como en casi todas las historias existen otras versiones y se cuenta que en 1718 fueron los holandeses los primeros que formaron plantaciones de café en Surinam.

Otra historia cuenta que en 1715 la Compañía Francesa de las Indias, envió a la Isla de Borbón unas plantas de cafeto al cuidado del Capitan Dufougueret- Grenier, quien las entrego al Teniente Desforges-Boucher. Al obtener un gran número de semillas las mandó sembrar creando una plantación de 15.000 plantas de café en la isla. De esas plantaciones derivó una variedad llamada Coffee Arabica var Borbon, uno de las variedades más apreciadas en el mercado europeo.


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